Es imprescindible que nuestros niños aprendan a nadar, no solo por todos los beneficios que puedan aportarles como deporte o como actividad de ocio sino también, como método de seguridad para evitar “sustos”.
Aun que los niños no pueden empezar a nadar hasta cumplir los 3 o 4 años, ya que antes de este tiempo su anatomía no les permite poder desplazarse adecuadamente, es aconsejable familiarizarlos con el agua desde recién nacidos, además que os lo pasaréis genial tanto vosotros como ellos.
Un factor a tener en cuenta es intentar paliar el miedo que pueda sentir nuestro pequeño cuando empieza a nadar, procuraremos que se sienta a gusto en el agua. El miedo tensa el cuerpo y por esta razón los músculos no actúan adecuadamente, aparte el miedo acelera la respiración y provoca fatiga ¡es lo último que queremos!
Como hemos dicho, es muy importante habituar al agua a nuestros niños, de esta forma aprender a nadar será mucho más sencillo. ¿Tu peque tiene 3 años y todavía no lo has llevado a la pisci? A continuación te detallo algunos consejos que quizás te ayuden en esta aventura:
- Con suavidad: no tenemos que obligar o forzar a nuestro pequeño a nadar. Este hecho puede ser muy negativo para el correcto aprendizaje, pues estamos creando presiones que pueden derivar en miedos.
- Traje de baño: igual que nos pasa a nosotros, es importante que el peque se sienta agusto, ya que quizás (no todos los niños reaccionan igual) su primer contacto con el agua suponga una experiencia “estresante”. Para ello, hay que tomarse un tiempo en elegir el bañador adecuado para el niño, en este caso, los cubrepañales para bebes, los culetines para niñas, o el bañador boxer para los niños más peques suelen ser los más adecuados pero todo dependerá del niño y de la edad.
- Juega con él: el hecho de nadar tiene que significar ocio y diversión para nuestro peque. Para empezar, tenemos que mostrarle como otros niños juegan en el agua y se lo pasan bien. También podemos jugar dentro del agua con él y en el caso de que llore o se incomode en el agua lo sacaremos, aunque nosotros permaneceremos en el agua jugando y ofreciéndole algún juguete.
- Dale “un respiro”: si nuestros intentos por demostrarle que nadar es divertido fallan y nuestro hijo no deja de llorar en el agua, le daremos “un respiro” y lo intentaremos de nuevo en unos meses. Eso sí ¡tenemos que conseguir que nade antes de los 6 años!
- Material de ayuda: una vez que nuestro hijo esté familiarizado con el agua tenemos que dejarlo solo. Para mantener la seguridad y evitar sustos, le facilitaremos manguitos, burbujitas o churros con el objetivo de facilitarle su estabilidad en el agua ¡le encantarán!
- Nadar solo: después de un año y medio aproximadamente ya podemos retirar el material de apoyo que hemos estado utilizando. En esta etapa es aconsejable acompañar al niño agarrándolo de las axilas.
Espero que con estos consejos, paciencia y mucho, mucho amor, los más pequeños de la casa aprendan a nadar ¡de este verano no pasa! ¿Y tú? ¿Cómo enseñaste a nadar a tu hijo? ¿Añadirías algún paso? ¡Déjanos tus comentarios y experiencias!
Consejos para enseñar a nadar a los peques,
Nosotros introducimos a nuestra hija en la piscina cuando cumplió los 6 meses. Lo hicimos mediante 2 vías. Una, la que podría considerarse la más “dura”, en la cual al niño se le introduce en el agua y se apela a su instinto y sus “recuerdos” para enseñarle como flotar en el agua. Es más dura porque en un principio el niño puede sentirse más inseguro ya que (aunque le mantenemos vigilado todo el tiempo) los ejercicios y “soporte” de los padres o el profesor no son tan evidentes.
A pesar de los fantásticos resultados, y por otras circunstancias, pasamos en un momento a una natación más de “ocio” donde nos metíamos con ella en el agua y jugábamos mientras hacíamos ejercicios más enfocados a la psicomotricidad gruesa. Esta etapa tuvo beneficios de cara a su equilibrio fuera del agua y, en mi opinión, a reforzar el vínculo conmigo. Sin embargo tuvo efectos negativos en cuanto al avance en su aprendizaje a nadar (se “olvidó” de cómo flotar)
Finalmente encontramos otro lugar donde desde pequeños (en nuestro caso llegamos ya con 1 año, comenzaban a mostrarle movimientos dentro del agua y les inculcaban el tema de la flotación (que es lo que realmente sirve para evitar esos “sustos” cuando son tan pequeños).
Con este método, en el cual mi pequeña estaba con un profesor durante 15 min (yo estaba presente pero no en el agua), ahora que tiene 2 años puedo decir que ya se desplaza con autonomía por el agua (sin material de apoyo) y en breve comenzaremos a “pulir” los estilos.
Cuando en verano o invierno tengo la oportunidad de meterme con ella en el agua es una delicia porque disfrutamos las dos jugando y yo tengo una tranquilidad a la hora de dejar que juegue cerca del borde de la piscina aunque no lleve material de apoyo.
Creo que todas las pautas que das son muy buenas y ciertamente no hay que forzar al niño, pero mi opinión basada en la experiencia con mi hija y otros niños cercanos de mi entorno, es que si se pueden iniciar en el conocimiento del agua temprano, eso va a permitir trabajar con ellos mejor que cuando ya vayan creciendo, al estar los miedos cada vez más reforzados.
Hola Eva, muchas gracias por contarnos tu experiencia, la verdad es lo que nos comentas, cuando más temprana es la edad en la que entran en contacto mejor, sin forzar al niño claro, a la larga nosotras estamos más tranquilas y ellos disfrutan un montón del agua ¡que a la mayoría les encanta!
Un abrazo,
Alba.