El otro día mantenía una conversación con una persona que según me contaba padecía todas las alergias habidas y por haber. Entre otras cosas su piel era muy delicada.
Según avanzaba la conversación me estuvo explicando que había cierto tipo de ropa que siempre le producía alergia y que no podía utilizarla. El hecho de que siempre fueran las mismas marcas, las de las grandes cadenas textiles, si las que fabrican en India y China, le hizo investigar de donde procedían esas telas y como estaban fabricadas.
Y daba la casualidad que esas telas procedían de Bangladés, India, Pakistán, etc. Según me contó resulta que fruto de su investigación descubrió que la toxicidad de los tintes con los que se colorean las telas en estas fabricas hacen que la edad media de vida de sus trabajadores no supere los 50 años, bueno tal vez tenga que ver también las condiciones de trabajo que sufren, incluso mediante la explotación infantil. Sin ir más lejos el incendio de una fabrica textil en Bangladés fue noticia el otro día causando un revuelo por las condiciones de trabajo y seguridad que existían.
Y si, todo esto para que puedas vestir un bañador o una blusa por muy poco dinero, pero:
- ¿Te has preguntado alguna vez que se ponen tus hijos?
- Y lo más importante ¿Sabes las consecuencias que tiene aceptar este tipo de comercio?
Aprendí lo que quería decir comercio justo
Pues si, seguí investigando y empece a encontrar información sobre el comercio justo, sobre una idea que cada vez está calando más en la sociedad y que en países como Alemania tiene una gran relevancia, y que no es ni mas ni menos que no podemos ser ajenos a lo que hacemos con nuestros actos, que toda acción supone una reacción y que debemos empezar a mirar más allá y exigir unas condiciones justas y unas normas para lo que consumimos.
Y seguí pensando y me di cuenta de que cada vez que compramos ropa que no nos preocuamos ni donde ha sido fabricada y ni en que condiciones está hecha. Por unos pocos euros a lo mejor estamos destruyendo un puesto de trabajo en nuestro país y hay una persona o un niño en un país remoto que trabaja en unas condiciones infrahumanas. ¿Merece la pena?
Y por encima de todo esto está empezar a apreciar lo que se hace aquí y valorar y saber porque vale un poco más. Pues empieza a sumar en erreqerre fabricamos y cosemos los patrones y diseños que realizamos en Barcelona (España), las telas que compramos proceden fundamentalmente de Francia e Italia aunque también de España y Portugal. Innovamos en el diseño de nuestros bañadores, y cuidamos los patrones para la comodidad de tus niños, eso si que no se sustituye fácilmente ni se puede bajar de coste, pero el hecho de apostar por este tipo de fabricación implica que hay unas normas y controles que cumplir y que puedes estar tranquila con lo que estás poniendo a tus niños, que los bañadores no se destiñen y no producen alergias además de que por supuesto “son precisos”
Ya lo dice nuestra amiga Ángela en uno de sus post sobre nuestra marca cuidamos los detalles y a pesar del uso de uno de nuestros bañadores se mantiene perfecto ¿Será casualidad?
La verdad es que hoy en día las cosas están difíciles y una apuesta como esta tiene su riesgos pero no vamos a renunciar a ella ¿Qué opinas de todo esto? ¿Te has preocupado alguna vez por los bañadores que visten tus niños?